Mi Fotógrafo del Mes. Alberto García-Alix
Fotógrafo nacido en León en 1956, residente en Madrid desde los 11 años. En 1976 montó su primer laboratorio fotográfico en El Rastro, donde comenzó a interesarse por la fotografía, adquiriendo su primera cámara fotográfica: una Nikon F2 con objetivo 22 mm. Trabajó en muchos proyectos relacionados con la publicación de sus propias fotografías en fanzines y revistas de creación propia. Sus fotografías comenzarán a publicarse y extenderse en diferentes revistas nacionales, portadas de libros y discos de música.
Ya en 1981, tras haber visitado numerosas exposiciones de
fotógrafos como el alemán August Sander y los norteamericanos Walker Evans, Diane Arbus y
Danny Lyons, que serán decisivos y referentes en su obra fotográfica, tendrá la
oportunidad de exponer su obra por primera vez
en la Galería Buades, una galería de arte en Madrid, significativa en
aquellos años.
Además, se trata de una autobiografía fotográfica.
Recuerdos de vivencias y situaciones del Madrid
de los años 80, del que sus fotografías son testimonio verídico. Los personajes que aparecen son sus propios amigos, gente
de su entorno con la que se ha producido un encuentro y que quiso plasmar en un
momento de su vida por alguna razón que sólo él conoce.
Sin embargo, no transmiten
nada sobre él mismo, si no sobre el sujeto al que retrata. García-Alix se
obliga a evadirse de su propia persona para mostrar en estado puro a quien
fotografía. Los retrata como personas, no como personajes, y siempre con
respeto, admiración y moralidad. Retrata a sus amigos, sus
mujeres, los paisajes y el ambiente que comparte con ellos, sus miedos y
frustraciones. Cuando fotografía la figura femenina, preferentemente lo hace
desnuda, directa y carente de pudor, con la intención de igualar el concepto de
arte y vida como hechos totalmente comunes.
Es capaz de captar la totalidad de luces y sombras, de transmitir la sensación de la temperatura de la luz en cada una de sus imágenes en blanco y negro.
Es capaz de captar la totalidad de luces y sombras, de transmitir la sensación de la temperatura de la luz en cada una de sus imágenes en blanco y negro.
Alberto García-Alix: uno
de mis grandes referentes y base de mi inspiración en la fotografía. Quizá la clave se encuentra
en que compartimos el amor hacia las motocicletas, sobre todo Harley-Davidson, la música de los 80 y los
artistas que retrata de la época de la Movida Madrileña, grandes personajes
para mí, y el Rock And Roll, además de la fotografía. También los tatuajes y
los movimientos Rocker y Teddy Boy que aparecen en su obra, y que tanto me
atraen.
Conocí
su obra por casualidad mediante el anuncio de una exposición
retrospectiva que tuvo lugar en Murcia en el año 2010 bajo el título “No me
sigas, estoy perdido”. Llamaron mi atención los personajes que aparecían y,
sobre todo, la época en la que estaban contextualizados. Como amante y
nostálgica de lo clásico, no lo pensé dos veces y fui a la exposición. Fue
entonces cuando quedé totalmente seducida por la vida y la obra del fotógrafo
Alberto García-Alix.
Recibo de Alberto
García-Alix lo que muestra y quiere transmitir cuando capta en sus instantáneas
la realidad pura y dura de su día a día. La forma en que se relaciona con la
fotografía, viviéndola como oficio, beneficio, divertimento, diario gráfico,
documental, vía de transmisión de sensaciones, etc.
No sólo me atraen los
rostros conocidos de su obra, sino la manera que tiene Alberto García-Alix de
mostrármelos. Los encuadres en los retratos, en su gran mayoría, muestran lo
justo, lo que necesitas ver de esa persona para conocerla en tan sólo un primer
vistazo. No necesitas el todo, él te lo muestra tan sólo con la parte.
La humildad de sus imágenes,
de los personajes y el entorno que las compone, es otro de los rasgos que hacen
que sientas una tranquilidad en el alma, aunque lo que escondan sea pura dureza
y cruda realidad.
Tomo referencias del
fotógrafo en mi propia obra, y guardo en mi mente frases textuales que muy
difícilmente olvidaré.
“En la fotografía, la cámara obliga a
mirar, y mirar obliga a decidir qué veo, qué quiero ver y cómo lo
quiero ver”.
“Parte de la magia de la vida es el
encuentro”.
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